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La historia de los huesos de
Hernán Cortés
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Xavier
López Medellín
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La muerte de Hernán Cortés, conquistador de México y marqués del Valle
de Oaxaca, ocurrió la noche del viernes 2 de diciembre de 1547, cuando tenía
la edad de 62 años. A partir de entonces, los huesos de Cortés no encontrarán
un sitio permanente de reposo, pues serán constantemente cambiados de lugar
por varias razones.
Su testamento fue redactado entre el 11 y 12 de octubre de 1547, y en
él planeó sus funerales. Solicitaba ser enterrado en la iglesia de la
parroquia donde muriese, sin embargo, este testamento fue modificado poco
tiempo después, y se dio a las albaceas de Cortés la libertad para decidir
sobre este tema.
Así, el domingo 4 de diciembre de 1547 comenzaron las ceremonias
fúnebres, con curas, capellanes, frailes; cincuenta pobres vestidos con
"ropas largas de paño y caperuzas"; además de todos los criados del
marqués propiamente vestidos de luto. El prior del monasterio pidió que se
abriera la caja fúnebre para reconocer el cuerpo del marqués, y hecho esto,
el féretro se depositó "en medio de las gradas del altar mayor del
monasterio, que era el mausoleo del duque de Medina Sidonia", en San
Isidoro del Campo, Sevilla. En este entierro, se puso el siguiente epitafio
ordenado por el segundo marqués del Valle (Martín Cortés):
Padre cuya suerte impropiamente / Aqueste bajo mundo poseía / Valor que
nuestra edad enriquecía, / Descansa ahora en paz, eternamente.
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San Isidoro del Campo (Foto: Felix Hinz)
Tres años después, en 1550, sus restos fueron trasladados junto al
altar de Santa Catarina en la misma iglesia, por necesidad de espacio en el
mausoleo del duque de Medina Sidonia.
En su Testamento, Hernán Cortés disponía que sus restos fuesen
trasladados a un monasterio que él había encargado construir en Coyoacán, de
ser posible antes de diez años de cumplida su muerte. Este monasterio nunca
fue construido, y el dinero encargado por Cortés fue destinado a otras
labores por el cabildo de la ciudad de México.
Finalmente en 1566, quince años después de la muerte de Cortés, sus
restos fueron trasladados a la Nueva España en una urna cerrada, forrada en
terciopelo. Como no existía el monasterio de Coyoacán, se le dio sepultura en
la iglesia San Francisco de Texcoco, donde estaban enterradas su madre
(Catalina Pizarro) y una de sus hijas. En este sitio reposarán los huesos 63
años.
Al morir en 1629 don Pedro Cortés, cuarto marqués del Valle, y último
en la línea de descendencia masculina, se decide enterrarlo en la iglesia de
los franciscanos en México. Así, el virrey y el arzobispo aprovechan la
ocasión y trasladan junto con don Pedro, los restos de su gran abuelo Hernán
Cortés a donde "tomó descanso el último de sus herederos varones".
Los huesos de Cortés fueron mantenidos durante nueve días en la sala
principal del palacio de su estado en donde se honraron. Posteriormente, se
abrió un nicho en la pared detrás del Sagrario de la iglesia de franciscanos,
y se depositó la urna de los huesos, resguardada por una puerta doble de
hierro y madera dorada, con cristal. Sitio donde pemanecerán por 87 años, y
se grabó la siguiente inscripción:
"Ferdinandi Cortés ossa servatur hic famosa".
Posteriormente, en 1716 vuelven a cambiar los restos de lugar, y los
trasladan a la parte posterior del retablo mayor, en la misma iglesia. En
este sitio permanecerán 78 años.
En 1794, se sacó la urna de madera dorada y cristales, con cuatro asas
de plata, y que tenía en la cabecera pintadas las armas del marqués. Dentro
de la urna se hallaron los huesos envueltos en una sabana, bordada de seda
negra y con encaje. El cráneo estaba en un pañuelo de la misma tela con
encaje blanco en la orilla. La urna fué trasladada al Hospital de Jesús,
fundado por Hernán Cortés.
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Los huesos de Hernán Cortés
El 8 de noviembre del mismo año, se alfombró la iglesia de Jesús, se
colocaron treinta blandones de plata en el sepulcro, que constaba de un
zócalo, una urna con un busto del conquistador hecho por Manuel Tolsá, y una
estela con el escudo del Marqués dorado a fuego. Todo hecho de mármol. La
ceremonia se anunció con campanas por toda la ciudad y fue celebrada por
Fray. Servando Teresa de Mier. En este sitio reposarán por 23 años.
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Copia del busto de Hernán Cortés, hecho por Manuel
Tolsá. (Foto: Xavier López Medellín)
En 1823 era casi inminente la profanación de este monumento por el
movimiento de independencia y sus partidarios, que querían quemar los restos
del conquistador en la plaza de San Lázaro, por lo que fue preciso esconder
los restos de Cortés. Para ello, el Ministro don Lucas Alamán, junto con el
capellán mayor del Hospital, doctor Joaquín Canales, la noche del 15 de
septiembre de 1823 extrajeron los huesos de su mausoleo, y los colocaron bajo
la tarima del hospital de Jesús. El mausoleo fue desmantelado y el busto y
armas de bronce dorado se remitieron a Palermo, con el señor duque de
Terranova. Con este traslado se hizo creer que los huesos ya no estaban en
México. Bajo esta tarima se resguardaron los huesos de Cortés 13 años.
De debajo de la tarima del altar mayor, se cambian en 1836 a un nicho
en el muro del lado del Evangelio, en donde estaba el monumento, y se cierra
el nicho sin ninguna otra referencia. En este nicho estuvieron reposando en
secreto 110 años.
Alamán entrega a la Embajada de España una copia del llamado
"Documento del año 1836" que revelaba el lugar del secreto entierro
del marqués, esta copia se mantuvo en secreto. En 1946 se tuvo acceso a este
documento por parte de algunos investigadores de El Colegio de México,
quienes convencidos de su autenticidad decidieron buscar los restos ocultos.
El domingo 24 de noviembre comenzó la excavación en el lugar del muro
contiguo al altar mayor que señalaba el documento. Dos horas después,
descubrieron una gran losa que ocultaba la bóveda con la urna. Finalmente con
un golpe de barrena, la urna con el terciopelo bordado en oro quedó al
descubierto. La noche siguiente se hizo publico el hallazgo, y se quitó la
urna y el forro de terciopelo, la primera cubierta de plomo y la caja de
madera. Entonces apareció una urna de cristal y se vieron los envoltorios de
los huesos.
El 28 de noviembre se expide un acuerdo presidencial en el que se
confía al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) la custodia de
los huesos, y el realizar estudios para autentificar los mismos, que en caso
de confirmarse, se conservarían en el mismo Hospital de Jesús.
El estudio aportó interesantes datos de la vida del famoso
conquistador. Aunque ya se conocían datos de los huesos como "cráneo
pequeño y alargado, y los demás huesos de un hombre de complexión
fuerte", se notaron "huellas de abscesos de los alvéolos de los
incisivos medios, canino y premolares superiores izquierdos" lo que
indica que Hernán Cortés padeció mucho de los dientes. Además se encontraron
"los fémures derecho e izquierdo completos. Tibias derecha e izquierda
completas. Peronés derecho e izquierdo. Rótula derecha completa y
normal", lo que desdice una posible deformación causada por bubas en la
pierna derecha.
Ya confirmada la autenticidad de los huesos, la comisión encargada de
este estudio recomendó se restaure la cubierta exterior de terciopelo, las
cajas de plomo, la caja de madera y la urna de cristal; y que se depositen
los huesos en el mismo nicho en que fueron encontrados. Así se hizo, y el 9
de julio de 1947 se reinhumaron los restos de Hernán Cortés y se puso sobre
el muro de la iglesia una placa de bronce, de 1.26 m por 0.85 con el escudo
de armas de Cortés con la inscripción:
HERNÁN CORTÉS
1485-1547
En este sitio reposan sus restos hasta la fecha.
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Placa colocada en la tumba de Hernán Cortés en la
Iglesia de Jesús. (Foto: Felix Hinz, 2002)
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La misma placa renovada (Foto: Xavier López
Medellín, 2011)
Exhumando los restos de Cortés en 1946:
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Fotografía de un grupo de personas en la Iglesia de Jesús,
en México, viendo sacar los restos mortales de Hernán Cortés
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Fotografía de una oquedad en el muro de la Iglesia
de Jesús, en México, donde se guardaban las cenizas de Hernán Cortés
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Fotografía de la caja de cristal que guardaba los
restos mortales de Hernán Cortés
BIBLIOGRAFÍA:
Martínez, José Luis: Hernán Cortés (versión abreviada). Breviarios
FCE, México 1992
Pereyra, Carlos: Hernán Cortés. Editorial Porrúa, S. A., México 1985
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viernes, 19 de octubre de 2012
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